MITOS DEL PERIODISMO DIGITAL
La publicación de
información de actualidad, o periodismo digital, será, al parecer, uno de los
principales atractivos de las futuras autopistas de la información, sin
perjuicio de que sea ya una de las actividades más prominentes de Internet en
la actualidad. La importancia de las redes como medio de publicación puede
llegar a ser tan grande que, según suponen algunos observadores, a medio o a
largo plazo acabará con el papel y otros medios analógicos como soportes
privilegiados de la información. En todo caso no
es necesario esperar al futuro para poder disfrutar de las delicias o de los
inconvenientes del periodismo digital, ya que actualmente existe un nutrido
grupo de empresas y medios de comunicación que están proporcionando, desde hace
meses y, en ciertos casos, desde hace más de un año, servicios de información
de actualidad a través de Internet, generalmente con servidores web. Más
adelante se facilitan unas cuantas direcciones que pueden ser de utilidad.
Cuestiones y problemas teóricos
Una de
las características más significativas del periodismo digital es que, gracias a
la utilización de hipertextos como sistema de publicación, las noticias pueden
incluir enlaces con informaciones relacionadas publicadas anteriormente por el
mismo medio, o permiten la consulta de la base de datos del medio que contiene
todas las informaciones publicadas en los últimos meses o años. El servicio
mencionado, o la necesidad de que los diarios digitales establezcan enlaces con
bases de conocimiento, como obras de referencia y diccionarios, que posibiliten
al lector ampliar el contexto de interpretación de la noticia según sus
intereses particulares, es solamente una de las diversas teorías existentes
sobre las nuevas funciones que puede desarrollar el periodismo electrónico. Otros muchos aspectos están también en plena
discusión: por ejemplo, cómo se debe presentar la información de la primera
página, e incluso si es que debe haber primera página, cómo diseñar las
interfaces de navegación, cómo ampliar las noticias con información de fondo (background),
cómo combinar la letra impresa con información multimedia, si tiene o no
sentido el diario personal y a medida (el llamado Daily Me).
Mito número 1:"La publicación electrónica destruirá
la cultura de la letra impresa" Respuesta: La letra impresa continúa
siendo tal, tanto si se imprime sobre una hoja de papel como si se imprime en
un monitor de ordenador. En los años 50 y 60 se hicieron las mismas
predicciones sobre la letra impresa y la cultura textual con motivo de los
audiovisuales, aunque en aquella ocasión se hablaba de la "muerte de la
era Gutenberg". No ha ocurrido así. Por el contrario, si extrapolamos al
nuevo contexto de las infopistas lo que ahora sabemos sobre la función del
lenguaje natural y de la información textual en nuestra cultura e, incluso, en
la propia idea de la especie humana, podemos deducir que la importancia de la
letra impresa no decaerá, sino que lo "único" que sucederá es que, en
lugar de imprimirse en papel, se imprimirá en una pantalla de ordenador. Por lo
tanto, la llegada de los medios de comunicación digitales, no supondrá, como
algunos creen, el final de la letra impresa, sino su imbricación en nuevos
géneros narrativos y periodísticos en los que, sin solución de continuidad,
podrá pasarse de la lectura de una noticia o de un artículo de fondo, a
escuchar, por ejemplo, la voz de los protagonistas de la noticia o a ver un
reportaje audiovisual sobre los conceptos tratados en el artículo.
Mito número 2: "Nunca se podrá leer una novela
(o un poema, un ensayo, etc.) en un ordenador".
Respuesta: Es la otra
cara de la moneda del mito anterior. Esta idea proviene de la confusión de un
problema -que es coyuntural y tecnológico- de los monitores actuales, con una
supuesta característica estructural y ontológica de la información digital.
Efectivamente, en la
actualidad no resulta fácil leer un texto en un monitor de ordenador de manera
sostenida, y mucho menos durante horas, pero ello no es debido a ninguna propiedad
esencial de la información digital, sino a la muy deficiente tecnología de los
monitores actuales. Igual que los receptores de televisión, tienen un cañón de
electrones que bombardea una pantalla de fósforo sobre la que se dibuja la
información, refrescándola varias veces por segundo. El resultado global es
semejante a intentar leer una hoja de papel con una lámpara enfocada en los
ojos. Sólo es cuestión de tiempo que la industria pueda llevar al mercado de
consumo una generación de pantallas planas basadas en nuevos materiales y que
ahora están en fase de laboratorio. Tales pantallas podrán gozar de altas
resoluciones y ser tan ligeras y planas como una carpeta o un periódico de
papel. Sin el brillo de los cañones de electrones, con una resolución semejante
a la del papel y con unas dimensiones y peso semejantes a las de un diario
estándar, leer un periódico en una pantalla de ordenador podrá ser tan
confortable como es hoy leerlo en papel.
Mito número 3: "La propiedad intelectual deja de tener sentido en
las autopistas de la información" Respuesta: Sin el respeto a la propiedad
intelectual y a los derechos morales del autor sobre su obra desaparece el
estímulo principal a la creación intelectual, salvo que todos nos veamos
envueltos en una nueva economía comunista universal. No es previsible que los
autores renuncien a ver remunerado su trabajo por el hecho de publicar a través
de Internet, ni que las empresas produzcan y distribuyan información gratis. Que
en Internet sea más difícil proteger esos derechos no quiere decir que no tenga
sentido hacerlo. Podemos predecir, por tanto, un intenso trabajo de
investigación sobre nuevos instrumentos jurídicos y tecnológicos para asegurar
su protección, no su desaparición.
Mito número 4:
"Cualquier forma de censura o de limitación a la libertad de información
deja de tener sentido en las autopistas de la información"
Respuesta: La censura
previa no tiene sentido en ningún medio de comunicación, ya sea digital o analógico.
Sin embargo, lo que no parece razonable es que no se puedan perseguir en el
medio Internet los mismos delitos que una legislación democrática considera que
deben perseguirse en el mundo de la publicación convencional, tales como la
propaganda a favor de grupos terroristas o la invitación al asesinato. Más aún.
Si la calumnia y la difamación son delitos con cuya persecución se intenta
proteger el derecho al honor de las personas, no tienen que dejar de ser
perseguidos por el hecho de que tengan lugar en Internet.
Las empresas que publican
información a través de Internet se pusieron de luto hace dos meses por la
aprobación en Estados Unidos y en Alemania de algunas medidas legisladoras que
restringen la circulación de determinadas informaciones o de determinados
materiales pornográficos. Sin entrar en el detalle de las medidas particulares,
que pueden ser más o menos desafortunadas, el problema de algunas declaraciones
en contra de ellas es que han dado a entender que el estado de derecho
desaparece en Internet y que no debe existir ninguna limitación a la libertad
de expresión. Así, en algunas declaraciones de teóricos y observadores del
tema, se ha confundido últimamente la dificultad para perseguir un delito con
la conveniencia de hacerlo. Como saben los legisladores y los juristas de todos
los países democráticos del mundo, ningún derecho es absoluto ya que, si así
fuera, los traficantes de esclavos, por ejemplo, podrían invocar el derecho al
libre comercio para mantener su negocio, como así hacían efectivamente en la
época en que la esclavitud estaba permitida. La libertad de expresión, como
todo derecho o bien jurídico, tiene también límites importantes, por ejemplo,
el honor a las personas, como ya se ha dicho, o el respeto a los derechos
humanos, que también son bienes jurídicos protegibles. Otra cosa es que hace
tiempo que se ha considerado necesario que la censura previa, característica de
las dictaduras, desaparezca para dejar paso a una libertad de publicación que,
sin embargo, debe estar sujeta a algunas responsabilidades mínimas.
excelente trabajo compañeros. un poco de color no les vendría mal....
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